miércoles, 24 de junio de 2009

La explicación


Miércoles 22 de abril de 2009




En la habitual contratapa del diario Crítica de la Argentina de los domingos, el periodista y diputado Miguel Bonasso publica un artículo bajo el título “El plan del converso” en el cual afirma: “No hay mayor descalificación de una posible Junta Nacional de Granos que la firma de la Federación Agraria en una solicitada contra el posible relanzamiento de ese organismo por el que luchó durante décadas. En el drama argentino y latinoamericano aparece recurrentemente la figura del converso dando crédito a una versión ampliada de Timerman: los mejores cuadros de la derecha provienen de la izquierda”.





Trataré de explicar -que no es lo mismo que responder y el tema vaya si lo amerita-, aunque debo convenir que cuando uno tiene que explicar posiciones políticas, es porque no está todo tan claro. Y en política, lo que no es claro y puede traducirse en interpretaciones y acciones concretas en el sentido determinado por el conjunto de posiciones políticas asumidas en el pasado, que obran como antecedente histórico de las que se sostienen en la coyuntura, puede interpretarse como un fenómeno de ruptura con la tradición política ideológica que dieron nacimiento a la entidad y eso para nada es bueno.





Es por eso que la posición fijada en la solicitada de marras no refleja la opinión del conjunto de la entidad (incluido su presidente) y fue producto de desajustes internos por donde se colaron hechos e ideas (cualquier semejanza con la vieja revista, es sólo eso) sostenida por algunos compañeros que asumieron el presente de enfrentamientos con el gobierno como objetivo central y excluyente de toda acción gremial; bajo la lógica de que todo lo que esté en contra del kirchnerismo es bueno para todo el sector. No fue, ni es, para nada, esa la posición de la entidad. Apoyamos, luchamos y celebramos cuando el Estado recupera democrática y transparentemente su potestad de intervenir en la vida económica o política. Así fue como fuimos los primeros en reclamar por una Subsecretaría de agricultura familiar o apoyamos la estatización de las AFJP (que no funcione una o no se controle la otra no significa que esos instrumentos de acción política no deban estar en manos del Estado).





Lo mismo pasa con el control público del comercio de granos y aquí varias sucintas aclaraciones:



1. No se puede practicar la moda nostalgia (a la que son tan afectos ciertos círculos progresistas portuarios), viejos instrumentos que sirvieron en el pasado no pueden reeditarse a imagen y semejanza de aquellos porque los condenaríamos al fracaso y contribuiríamos a desprestigiar la intervención del Estado en la economía, como pasa hoy con las desopilantes políticas intervencionistas de la Secretaria de comercio que en vez de ayudar a desmonopolizar y distribuir, concentran y no contribuyen para nada al bienestar general.







2. La estatización a secas, con el nivel de corrupción existente en la Argentina, significa no cambiar nada, dejarle a las multis el mismo negocio con la protección de un Estado teórico que no controla ni fiscaliza nada.







3. Ahora- eso sí- las conciencias progresistas estarán en paz pero los efectos prácticos jamás se verán.







4. El comercio de granos en la Argentina HOY (ayer fue otra cosa y mañana tal vez otra), necesita imperiosamente de una junta reguladora por productos con la participación de todos los sectores involucrados en el tema: productores, consumidores, trabajadores, transportistas, industriales, exportadores, y etcétera, con CONTROL y PARTICIPACIÓN ESTATAL que regule y proteja a los eslabones más débiles de la cadena.







5. Sólo el control social de los sectores involucrados, va a impedir que un organismo estatal, se transforme merced al lobby y la corrupción en un instrumento benigno en lo ideológico, pero con un resultado final negativo, ya que va a estar al servicio de lo que vino a combatir y encima con la legitimidad de “lo estatal”, el peor de los escenarios imaginados para la más genuina de las aspiraciones.





Para modificar la realidad primero debemos interpretarla correctamente y luego adaptar o crear los instrumentos políticos-económicos que nos sean de utilidad para el cambio. Con la realidad podemos hacer de todo hasta cambiarla, lo único que no podemos hacer es desconocerla.





Salud y Buenas Cosechas,





PEDRO PERETTI

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