miércoles, 24 de junio de 2009

La división de la Mesa de Enlace

Por Comité de Accion Gremial de FAA

La operación Verbitsky-Biolcatti pone sobre el tapete el objeto de deseo más preciado por el oficialismo; la división de la mesa de enlace. Poner y jugar todas las fichas de política agropecuaria en torno a tan menudo objetivo, pone de manifiesto la alarmante miseria en la visión oficial hacia un sector vital para el país y hace incursionar al gobierno por un desfiladero demasiado estrecho, donde los medios son aún más peligrosos que el desacertado objetivo. Presiones de todo tipo (cubiertas o encubiertas) como la ida de Sancor de CONINAGRO, las modificaciones al sistema de cartas de porte, un verdadero castigo no sólo para la FAA sino para todo productor auténtico, operaciones de hostigamiento a todo referente progresista del sector, políticas clientelares de cooptación de dirigentes agrarios volubles (algunos con un bolsón, otros con algunos kilos de maíz, otros con concesiones diversas y varios dirigentes cuyo negocio es la pobreza rural, con voluminosos sueldos).

No se puede hacer política desconociendo la realidad de la Mesa de Enlace. Guste o no, sea políticamente correcta o no, resume en sí misma los anhelos de amplias franjas del interior argentino, así como de sectores urbanos cansados del doble discurso y de las filípicas oficialistas; estos actores lejos de reclamar la división requieren más unidad y están tan lejos de darle tamaña gratificación al oficialismo, como la Presidenta de consensuar una política agraria común. La realidad es lo que es y no como nos gustaría que fuera y con ella se puede hacer casi todo, hasta intentar cambiarla, menos desconocerla.

La Mesa de Enlace -es útil aclararlo- tampoco es un fin en sí misma, ni representa nuestras más acabadas aspiraciones, ni es un espacio que resume el más exquisito espíritu filosófico federado, nada de eso es. Es un instrumento del conjunto de los productores que nos impuso la realidad a los dirigentes, y que nos permitió conducir el conflicto con cierto orden y sin que se anarquice, ni desborde la protesta. Pensemos que durante los 4 meses de la guerra gaucha se movilizaron más de un millón de personas. Fue la Mesa de Enlace, la que con mucho tino y prudencia, preservándose de todo intento rupturista y hegemónico, con altas dosis de democracia y participación lideró el conflicto agrario. No podemos temer a nada que pueda hacer el gobierno en este terreno, sólo podemos temer a nuestros errores. La división de la Mesa de Enlace sería hoy por hoy el más grande y garrafal de los errores. Mañana tal vez el error consista en permanecer en una unidad que no refleje los intereses de la mayoría de los productores familiares; pero mientras el conflicto este irresuelto la peor medicina es cambiar, lo que hasta ahora sirvió y esto implicaría otorgarle al gobierno un triunfo innecesario y que no hizo nada para merecer

Febrero de 2009

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